sábado, 23 de enero de 2010

PERO HAY MÁS DÍAS QUE LONGANIZAS

Cuando Ramón vio aquel hueco tuvo un pálpito. Pero, total, era bajar y subir. Sería un instante sólo. Además, nadie hacía caso de la raya amarilla pintada en el suelo y allí aparcaba todo el mundo.

Efectivamente, fue un instante de cinco minutos. Regresó rápidamente pensando que el mundo no se habría movido en estos trescientos segundos. Sin embargo, cuando fue a abrir con el mando a distancia, la multa estaba allí, cogida al parabrisas.

A unos diez metros, el agente 747 todavía mantenía el talonario y el bolígrafo calientes en su mano. Ramón se dirigió hacia él para suplicarle con la esperanza de obtener comprensión e indulgencia. "No he tardado nada...ha sido un momento nada más...". El policía, sin mirarle a la cara, se limitó a advertir: "...la grúa viene de camino".

Ramón se dio la vuelta, conteniendo la rabia, farfullando "sólo estáis para recaudar...cuando hacéis falta entonces desaparecéis...".





PERO HAY MÁS DÍAS QUE LONGANIZAS

Había sonado el timbre de aquella clínica dental y la enfermera abrió la puerta

Tras aquel flemón impresionante y merecedor de figurar en los manuales de la medicina, se advertía la cara del agente 747 que vestía de paisano. No tuvo que dar muchas explicaciones. "Espere un momento y ahora le llamaremos".

Dentro, en la consulta, tras la mascarilla blanca de papel, se advertía la cara deeeeeeeeeee (¡bingo!)... Ramón.

El desenlace de esta entrada queda abierto a multitud de opciones que dependen, por un lado de la sed de venganza o del espíritu compasivo de quien se encuentre en la piel de Ramón y por el otro del sentido estricto de la justicia de quien se identifique con el 747, que hizo lo que tenía que hacer...

Se refieren aquí sólo algunas:

OPCIÓN 1.- El 747 descubrió por el rabillo del ojo quién era el dentista, "¡Éste es éste!", exclamó con lógica aristotélica. Argumentando que se había dejado el coche en doble fila, salió corriendo por piernas y aún lo están esperando.

OPCIÓN 2.- En espera de encontrar alivio a su dolor agudo, el 747 entró hecho un corderito en la consulta y se sentó en el sillón dental. Ramón, que lo había reconocido en el acto, "este pájaro es este pájaro", se transformó en el carnicero de Milwokee, y entró a saco y sin anestesia. Un terrorífico grito atravesó la ciudad. "¡Caróoooooooooooooooooon!". (Nótese que con la boca abierta, el sonido "b" es difícil de articular)

OPCIÓN 3.- Con un flemón en ese estado no había nada que hacer. Ramón le recetó antibiótico y lo citó para la siguiente semana. En ese intervalo de tiempo, tuvo noticia de una denuncia anulada.

OPCIÓN 4.- La del chiste: "¿Nos vamos a hacer daño?". ´


Se esperan, pues, otras opciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario